Re(conquering) narrative power | La (re)conquista del poder de narrar

“(Re)conquering power to narrate one’s own history – and, therefore, to construct one’s own image, one’s own identity, to recover and assume a diversity of knowledge systems – constitutes one of the foundations of the decolonisation process” (María Paula Meneses, 2018, p.73). This is the essence of my daily work in communication and participatory media as Director of Programmes at InsightShare. We are a rather atypical organisation, with a horizontal structure based on sociocratic principles and an organisational culture that encourages free information sharing and pushing for systemic change from within. 

The issues we work on are closely linked to what Aníbal Quijano calls “…the disappearance of all free and autonomous pattern of objectification of ideas, images, symbols. In other words, of symbols, of alphabet, of literature, of visual, sound and audiovisual arts.” (Aníbal Quijano, 2006, p.6). For several decades, citizen participation initiatives and community media have been fighting to become decolonising spaces. I believe that pedagogies such as those of Paulo Freire and Augusto Boal in Brazil, and Fals Borda in Colombia, have paved the way in this direction. To heal colonial narratives, we must create spaces for decolonial stories to break through. This not only makes the coloniality of power visible, prompting us to rethink it but also helps reconstruct and revalue cultural resistance, particularly that of Indigenous Peoples. 

In my daily work, I see that the global localisation agenda is at a stalemate (or is advancing very slowly depending on the actor), so decolonial transformation is the only way forward. Racist and colonial practices are clearly at the root of international cooperation organisations’ origin. There are northern civil society organisations and movements built on anti-racist principles, but these are the minority. To my knowledge and in my experience over the last 17 years, the largest organisations in size (e.g., the United Nations) are the most rooted in Eurocentrism and therefore the most complex to change. Change comes strongest from Shift The Power, RINGO, Pledge for Change and other INGOs and national organisations because they have more flexibility to adapt. 

In general, much of localisation and decolonisation work is based on representation, governance structure or financial resources. To me, the article by Amitabh Behar of Oxfam International critically reminds us that this is not the whole picture. Where and how a project’s ‘Theories of Change’ are constructed are equally important to decolonisation. Transformation will be restricted if you only change the governance structure and who handles the money, but continue to use imported theories of change with technical Eurocentric thinking. 

Theories of change built in a participatory manner by all local stakeholders (including communities) are the only way to create context-appropriate and sustainable change. Citizen participation should be at the centre of programme building, and not just local stakeholders such as governments, universities and NGOs. 

That is why genuine listening in programme design, monitoring and evaluation, and programme implementation is a major focus of our work in participatory communication. Recentering local and community knowledge, and not only academic knowledge, of the South in the conception of programmes is critical. This, together with reflection spaces for communities and NGO workers where they can rethink and decolonise mental models, is the key to the participatory processes we accompany. Within these reflection processes, the organisational culture must support feminist and anti-racist perspectives. For an organisation to be a genuine listener, change needs to come from the leadership. 

As Guy Standing reminds us in his latest book The Politics of Time, we live in “a passing instant when an opening appears which must be driven through with force if success is to be achieved” (Guy Standing, 2023, p.10).  

 

This article was written for CLACSO and Acápacá ‘s 2024 course on Decolonization and NGOs. Written by Soledad Muñiz.

 


“La (re) conquista del poder de narrar la propia historia – y, por lo tanto, de construir la propia imagen, la propia identidad, recuperar y asumir una diversidad de saberes – constituye uno de los fundamentos del proceso de descolonización” (María Paula Meneses, 2018, p.73). Esta es la esencia de mi trabajo cotidiano en comunicación y medios participativos como directora de programas en InsightShare. Somos una organización bastante atípica, con una estructura horizontal basada en principios sociocráticos, con una cultura organizacional que estimula el compartir información gratis y empujar al sistema al cambio. 

La problemática que trabajamos está muy vinculada a lo que Aníbal Quijano denomina “…la desaparición de todo patrón libre y autónomo de objetivación de ideas, de imágenes, de símbolos. En otros términos, de símbolos, de alfabeto, de escritura, de artes visuales, sonoras y audiovisuales.” (Aníbal Quijano, 2006, p.6). La participación ciudadana y los medios de comunicación comunitarios han venido dando lucha por varias décadas para ser espacios descolonizadores. Y creo también pedagogías como la de Paulo Freire y Augusto Boal en Brasil, y Fals Borda en Colombia, han contribuido en este rumbo. Para sanar las narrativas coloniales hay que crear espacios para que historias decoloniales irrumpan a repensar la colonialidad del poder y hacerla visible, así como reconstruir y revalorizar las resistencias culturales de los pueblos, y en particular los pueblos indígenas. 

En mi trabajo cotidiano veo con claridad que la agenda de localización global no avanza (o avanza muy lento dependiendo el actor), por lo que la transformación con el ángulo de descolonización es el único camino. Claramente las prácticas de la cooperación internacional en su mayoría han sido basadas en prácticas racistas y coloniales. Hay organizaciones de la sociedad civil y movimientos construidos en principios anti-racistas, pero son una minoría. A mi entender y en mi experiencia en los últimos 17 años, las organizaciones más grandes de tamaño (por ejemplo, las Naciones Unidas) son las más complejas para cambiar y más arraigadas en el eurocentrismo. Las ONGI y las organizaciones nacionales han tenido más flexibilidad para cambiar y por eso el cambio viene con más fuerza desde ahí desde los procesos de Shift The Power, RINGO y Pledge for Change

En general mucho trabajo en localización y descolonización se basa en representación, estructura gubernamental o recursos financieros. A mí el artículo de Amitabh Behar de Oxfam Internacional me parece clave para recordarnos que eso no es todo. Para descolonizar también es crucial dónde y cómo se construyen las Teorías de Cambios de los proyectos. Si cambia la estructura de gobernanza y quien maneja el dinero, pero se siguen utilizando teorías de cambio importadas con pensamiento eurocentrista técnico el cambio es muy limitado. 

Las teorías de cambio construidas en forma participativa por todos los actores locales (incluyendo las comunidades) son la única forma para que el cambio sea sostenible y el adecuado para el contexto. Y no deben ser solo los actores locales (ej. gobierno, universidades u ONG) los que construyan esas teorías, sino que la participación ciudadana debe ser el centro para la construcción de programas. 

Por eso la escucha genuina en el diseño de programas, en el monitoreo y evaluación y en la ejecución programática es el foco de nuestro trabajo en comunicación participativa. Centrar el conocimiento local y comunitario (y no solamente académico) del sur en la concepción de programas. Esto, junto a espacios de reflexión para las comunidades y los trabajadores de ONG donde poder repensar y descolonizar modelos mentales es la clave de los procesos participativos que acompañamos. Dentro de esos procesos de reflexión, el rol de la cultura organizacional para afrontar los desafíos en la inclusión de la perspectiva feminista y anti racista es esencial. El cambio tiene que venir del liderazgo en la organización para que sea una escucha genuina. 

Como nos recuerda Guy Standing en su último libro Las Políticas del Tiempo, estamos en un tiempo esencial que “…es un instante pasajero donde se abre una oportunidad que si se trabaja con fuerza el cambio puede lograrse.” (Guy Standing, 2023, p.10) 

Este artículo ha sido escrito en el contexto del curso de Decolonizacion y ONGs dictado por CLACSO y Acápacá en 2024. Escrito por Soledad Muñiz. 

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